A punto de cumplir setenta
años, el Volkswagen Escarabajo deja de fabricarse en Puebla, México, la
única factoría del mundo que lo construye.
JAIME HERNANDEZ
Su historia se remonta a 1933, año en que Hitler
asume el poder en Alemania y pone en marcha una agresiva campaña de relanzamiento
industrial para superar a sus eternos enemigos, los ingleses y los franceses.
El régimen nazi convoca un concurso para la adjudicar la fabricación del
coche del pueblo (significado de las palabras Volks Wagen) y el empresario
Ferdinand Porsche presenta el proyecto que mejor se adapta al pliego de
condiciones: un concepto de vehículo sencillo, barato, robusto y con un
mantenimiento mínimo, para socializar el uso del automóvil.
Para el Partido Nacional
Socialista que gobernaba Alemania, el proyecto de fabricar un vehículo
asequible a todos los trabajadores tenía una doble vertiente. Por un lado,
era un instrumento más de propaganda del Régimen, algo que los nazis cuidaban
con especial atención. Y, por otro, proporcionaba un indudable beneficio
a la clase obrera, que aportaría una pequeña parte de su salario semanal
hasta pagar el valor del coche.
Una vez adjudicado
el encargo a Ferdinand Porsche, Hitler facilitó los medios necesarios
para construir la fábrica, muy cerca de Fallersleben, y una ciudad para
90.000 personas en sus alrededores, donde vivirían las familias de sus
trabajadores. El 26 de marzo de 1938 se puso la primera piedra de la que
iba a ser la mayor factoría de automóviles del mundo, que daría empleo
a 30.000 trabajadores, con la intención de llegar al millón de unidades
de producción anual. Hoy este lugar, al que los ingleses rebautizaron
como Wolfsburg, es la sede principal del Grupo Volkswagen.
Destrucción de
la fábrica
Pero el comienzo de
la II Guerra Mundial truncó todos esos planes. Con las instalaciones aún
sin terminar, se iniciaron los bombardeos que poco a poco iban destruyendo
partes de la planta, que inmediatamente paso a fabricar material bélico
para el ejército del III Reich, invirtiendo el dinero que los trabajadores
fueron entregando a cuenta de un coche que nunca llegaron a disfrutar.
A pesar de los ataques aliados, los alemanes se apañaban para no cesar
la producción. Al término de la contienda el Dr. Porsche fue encarcelado
por su colaboración con el régimen nazi y los ingleses tomaron el control
de Wolfsburg, para destinar sus instalaciones a la reparación de vehículos
militares.
Antes del conflicto
bélico se trabajó sobre diversos prototipos, alguno de ellos con la colaboración
de Daimler Benz, que llegaron a recorrer 2.400.000 kilómetros de pruebas.
El primer vehículo listo para vender salió de la cadena de montaje el
15 de agosto de 1941, cuando Europa estaba en plena guerra.
Hasta el final de
la misma consiguieron ensamblar un total de 630 coches para uso civil
y varias decenas de miles con fines militares. Y, aunque para finales
de 1946 ya habían sido fabricados más de 10.000 automóviles desde que
terminó la contienda, lo cierto es que el relanzamiento del producto fue
una tarea compleja. Se tomó la decisión de abrir nuevos mercados y el
primer contrato de exportación lo firmaron los hermanos Pon, para llevar
el coche a Holanda como importadores oficiales. Pero el rechazo de la
población a un vehículo con un pasado oscuro costó superarlo: los ingleses
lo despreciaban y tachaban de feo; los italianos disponían de su propia
industria, cada vez más boyante y estilosa; y en América no querían oír
hablar del «coche de Hitler».
Plan Marshall
El gran cambio vino
de la mano del ingeniero Heinrich Nordhoff, quien asumió la presidencia
de la empresa el 1 de enero de 1948 y, apoyándose en el Plan Marshall,
organizó la red de distribución y posventa, tanto en Alemania como en
el resto de países importadores, e inició una expansión que llevaría a
Volkswagen a convertirse en el mayor fabricante europeo. Al año siguiente,
se exporta a los Estados Unidos, que a la postre se convirtió en un importante
mercado para este vehículo. El éxito fue llegando de forma paulatina para
un modelo que mantenía la filosofía de sus inicios de ser barato, robusto
y sencillo de mantener, por lo que siempre ha tenido una gran acogida
en los países en desarrollo. El 5 de octubre de 1952 se fabrica la unidad
250.000 y sólo nueve meses más tarde se produce la número 500.000, coincidiendo
con el establecimiento de la marca en Brasil, primera filial fuera de
Alemania.
En 1955 ya hay un
millón de Escarabajo circulando, en el 61 la cifra se multiplica por cinco
y se superan las previsiones de los inicios al fabricar más del millón
de vehículos anuales. Otro hito histórico es la constitución de Volkswagen
de México, en 1964, un país donde el pequeño vocho, nombre con el que
allí se le conoce, tiene una acogida sin precedentes y, aún en la actualidad,
inunda las calles de una de las ciudades más pobladas del planeta, México
D.F., en la que se sigue utilizando como taxi y se ha convertido en un
símbolo de la metrópoli. En 1965 se produce el Escarabajo 10.000.000 y
el 17 de febrero de 1972 consigue batir el récord que hasta el momento
ostentaba el Ford T, cuando sale de la planta de Wolfsburg la unidad 15.007.034.
En todas las encuestas que se han realizado a lo largo de los últimos
años son precisamente estos dos coches quienes rivalizan por el título
de automóvil del siglo XX.
El Volkswagen Escarabajo
se ha vendido en más de 150 países y habrá sido el vehículo que más tiempo
ha estado en producción de la Historia, cuando el próximo verano salga
de la fábrica de la localidad mexicana de Puebla la última unidad, que
hará un número cercano a los 22 millones, cifra sólo superada por su hermano
el compacto Volkswagen Golf, que le arrebató el liderato hace apenas un
año. Su popularidad es tal que la productora Walt Disney le ha convertido
en protagonista de una serie de películas infantiles, como personaje central
con el nombre de Herbie.
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